Parafraseando a Torres Queiruga; veo coherencia y consistencia en lo escrito por él y noto que se confirman muchas ideas que alguna vez pensé o solo mire en mi pensamiento sin querer profundizarlas esto por la angustia existencial en la que me podían envolver.
Leyendo también sigo leyendo mi propia vida y las implicancias de la Fe en ella, aun soy prisionero de esquemas (dogmas?) que no me atrevo a revisar, porque??, por una lado darme cuenta que en la comunidad de fe en que me muevo esto suena y sería escandaloso. Agregando a ello el verme expuesto a estar en entredicho y vetado en relación a lo que pueda pensar de la Fe.
Para mí la Fe Cristiana es tremendamente atractiva, no así en el contexto en el que me muevo para explorarla, y creo que el inscribirme en un curso de este tipo responde a esta necesidad que tengo. Disculpen que sea tan biográfico estimados, pero en un principio en mis comentarios dije que creo debemos ser honestos desde nosotros de lo contrario pienso que nos podemos disociar.
Cada vez me encuentro con esquemas mentales cada vez más ambiguos y momificados, me pasa que cuando escucho decir “tengo hambre de la palabra de Dios”, veo que existe una búsqueda terapéutica de un bienestar interno y personal, y la construcción de un Dios como andamiaje de la estructura de la personalidad y del Yo que la sostiene, esto para la búsqueda del éxito y el buen vivir, y no digo que yo no lo he hecho , también he caído en ello, sin embargo cuando acudo al texto bíblico, cada vez me es mas espuria esta literalidad o estilo, o su uso como de un “botiquín de emergencia”, necesito entender su historicidad y temporalidad, las veces que me toca y eso es “debes en cuando”, exponer sobre el texto o preparar una clase , mi lucha con el texto implica este dialogo no solo con lo que fue para su tiempo, sino que coherencia y consistencia tiene para el hoy, muchas veces me quedan preguntas abiertas, y más aun como incorporo los “otros saberes” que van generando un dialogo muchas veces incomodo, y a veces más profundo de la revelación de Dios. Sin mencionar la “realidad” en la que nos movemos, micro, macro, virtual, internas y sociales.
En este sentido personalmente puedo decir que he vivido “en ocasiones” en soledad esta profundización y en otras la incomprensión como efecto de esta búsqueda, pero bueno… ¿alguno de ustedes le ha pasado o lo ha experimentado??
Para mí el texto bíblico es tremendamente atractivo, y lo veo como un catalizador, que nos mueve mas allá de el mismo, si bien internamente surgen en mi los ecos de “mi crianza” en la Fe, (mochila que cargamos aquellos que venimos de tradición evangélica tradicional), donde se nos enseño a distinguir, discriminar, no mesclar, separar, creer, hablar, vestirnos, de determinadas maneras. A tener un ABC “clarito de lo que es” y otro de lo que “no es”. Donde se nos invito muchas veces a un mundo dicotomizado y alienante. Ser consciente de esta realidad nos puede ayudar a avanzar pero creo que con la misma fuerza nos puede paralizar.
El texto por el texto, lo siento como un camino sin salida, y una verdad a medias, la sola escritura en términos puros veo que es una ilusión, cada cual con su baúl de experiencias, lecturas y creencias acuden a él, sería ingenuo creer que leemos a tabula rasa, insisto… más bien lo veo como un catalizador que nos “inspira a ir más allá” a integrar, a cuestionar, a incorporar, a re-crear y no solo el pensamiento, sino que la vida misma.
Por ello creo que el dialogo, la interrelación y la comunidad es vital, y me surge de inmediato la pregunta ¿Cómo son estas comunidades?, me pasa que en ocasiones me siento ajeno a ellas, en otras muy cercano, quizás es una ambivalencia que he vivido y seguiré viviendo…
Me encantaría seguir escribiendo, pero no quiero abusar del espacio.
Saludos
Ruben