La primera consecuencia práctica que se me vino a la mente, aunque puede sonar muy menor, tiene que ver con la música. Desde esta perspectiva, no existiría música sacra y música mundana. Sino que toda música podría ser potencialmente usada en la Iglesia. También quiere decir que no por el hecho de ser cristianos está mal escuchar “música no cristiana”, ya que toda la música sería un regalo de Dios.
Otra consecuencia que pensé rápidamente, aunque quizás me voy a un extremo, es que si estamos rodeados por la creación y no hay real diferencia entre instancias sagradas y profanas, entonces es posible ser iglesia de muchas maneras distintas. No necesariamente es necesario juntarse el día domingo a encerrarse en un templo con un grupo determinado de gente. Iglesia podría ser un grupo de amigos que se juntan un día a la semana y que, más que expresar oralmente la enseñanza cristiana, la viven en la manera de relacionarse con el resto y su entorno.